QUEVEDO, LIPSIVS YARNOBIVS, ADVERSVS

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QUEVEDO, LIPSIVS YARNOBIVS, ADVERSVS
BIBLID [1576-3471 (2010) 11; 119-140]
QUEVEDO, LIPSIVS YARNOBIVS,
ADVERSVS GENTES 2. 67
Francisca Moya - Elena Gallego
Universidad de Murcia
Este trabajo se ocupa de la carta que en el año 1604 envía Quevedo a
Justo Lipsio; en ella se congratulaba de la publicación de su obra De Vesta et
vestalibus Syntagma, y presentaba su "solución" al problema que planteaba al
humanista belga un texto de Arnobio; se analizan los argumentos de Lipsio y la
"improvisación" quevediana; igualmente se pasa revista a las diferentes posturas
de los estudiosos, desde el Humanismo hasta la última edición crítica, en torno
a este locus difficilis de Arnobio.
Palabras clave: Arnobius, Lipsius, Quevedo, Vesta, vestales, Zósimo, Símaco,
Jerónimo, Libro de Job, crítica textual, Humanismo.
This paper deals with a letter sent by Quevedo to Justus Lipsius in 1604. In this
letter Quevedo claimed to be pleased by the publication of De Vesta et Vestalibus
Syntagma by Lipsius and he also added his own solution to a textual problem
found by the flammand humanist in Arnobius. The explanation given by Lipsius
and the improvised solution proposed by Quevedo about this passage are analized
here, as well as the different approaches to this locus dijficilis from Humanism to
the most recent critical editions.
Keywords: Arnobius, Lipsius, Quevedo, Vesta, Vestals, Zosimus, Symmachus,
Hieronymus, Bookofjob, textual criticism, Humanism.
I. Introducción
En 1604, Francisco de Quevedo dirige al humanista Justo Lipsio una carta,
fechada el 4 de septiembre, la primera que le escribe, en la que le expresa
su enorme admiración. La lectura de una obra suya, recién publicada, sobre
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Vesta y las vestales1 lo ha impulsado, sin duda, a dirigirse a él. En la carta,
como veremos, Quevedo presenta, al final, su propuesta o solución a un texto
de Arnobio que planteaba dificultades a Lipsio, siendo este, a nuestro juicio,
el principal motivo de la carta.
La carta es conocida, sobre todo, desde que la publicó L. Astrana Marín,
primero en las Obras completas de Quevedo? y posteriormente en su edición del
Epistolario.5 Su posición en el epistolario -pues es la primera que aparece-, el
estar escrita en latín, y, sobre todo, estar dedicada a una figura tan importante
del humanismo europeo justifica que no pasase desapercibida; además, el
contenido de la misma contribuyó no poco a su fama. A. Ramírez4 la volvió a
editar,5 acompañándola de traducción castellana, como hace con las que están
escritas en latín, pero en este caso, al tratarse de El epistolario de Justo Lipsio
y los españoles, no ocupa la posición liminar. Más recientemente la leemos en
V. Roncero, 6 que toma de A. Ramírez, como informa, tanto el texto latino
* Dirección para correspondencia: Francisca Moya del Baño y Elena Gallego Moya,
Departamento de Filología Clásica, Facultad de Letras, Universidad de Murcia, Campus
de la Merced, 30001 Murcia (España). Direcciones de correo electrónico: [email protected],
[email protected]
1
I. Lipsi, De Vesta et vestalibus syntagma (Antuerpiae, ex officina Plantiniana, apud
Ioannem Moretum, 1603).
2
Cf. L. Astrana Marín, Francisco de Quevedo y Villegas, Obras completas, Obras en prosa
(Madrid: Aguilar, 1945 (1932 1 )), pp. 1587 ss.
3
Cf. L. Astrana Marín, Epistolario completo de Don Francisco de Quevedo Villegas;
edición crítica [de] Luis Astrana Marín, con extensas anotaciones, apéndices, documentos
inéditos y una acabada bibliografía (Madrid: Instituto Editorial Reus, 1946), pp. 1-2. A la
carta, en ambas ediciones, sigue la respuesta de Lipsius. La correspondencia entre Quevedo
y Lipsius se limita a cuatro cartas, dos escritas por Quevedo y dos que son respuesta del
humanista belga. Esta primera había sido publicada, como informa Astrana, mucho antes,
en 1727, en el Epistolario de Lipsius que dio a la luz P. Burmann (Sylloges epistolarum a
viris illustribus scriptarum. Tomi quinqué collecti et digestí per Petrum Burmannum, Leidae,
apud Samuelem Luchtmans, 1724-1727); es la epístola 835 y se encuentra en el vol. II,
pp. 162-163, pero, como bien dice Astrana Marín en la nota que dedica a la carta, la obra
de Burmann no se conocía en España; en nuestras Bibliotecas, ciertamente, no hemos
encontrado ejemplares.
4
A. Ramírez, Epistolario de Justo Lipsio y los españoles: (1577—1606) (Madrid: Castalia,
1967 2 (1966 1 )), pp. 3 8 7 - 3 8 9 .
5
De las cuatro epístolas que constituyen la correspondencia entre ambos humanistas, en
las páginas 387-394 se encuentran la primera carta de Quevedo, y primera de Lipsius; en
páginas 4 0 0 - 4 0 5 , la segunda carta de Quevedo a Lipsius; y en 4 1 1 - 4 1 5 , la contestación de
Lipsius a la segunda carta de Quevedo; en todos los casos está la edición, traducción y notas.
6
V. Roncero, El Humanismo de Quevedo. Filología e Historia (Pamplona: EUNSA, 2000),
pp. 155-158.
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como la traducción castellana que se leía en la citada edición; F. Vanhaecke 7
reproduce la segunda parte de la carta.8
De esta carta hablan quienes se han ocupado, de una u otra manera, del
"humanismo" de Quevedo y de las relaciones epistolares que mantuvo nuestro
autor con Justo Lipsio, hecho que se aduce, lógicamente, para avalar dicho
humanismo. Así lo hace el propio Astrana Marín en un interesante "Apéndice"
que lleva por título "Personalidad de Justo Lipsio y sus relaciones con don
Francisco de Quevedo" 9 o E. Gregores10 en un laudatorio trabajo sobre el
humanismo quevediano; R. Lida11 se detiene en las "Cartas de Quevedo", y
lo hace en la correspondencia que mantuvo con Lipsius, poniendo de relieve
y puntualizando distintos momentos de la misma; F.W. Müller 12 se detiene
en el intercambio epistolar entre ambas personalidades, y en los elogios
que en su contestación prodiga Lipsio a Quevedo, lo que le lleva a decir (p.
218): "El joven Quevedo había atestiguado su competencia humanista en
los complicados problemas de las formas de religión de Roma comentando
con originalidad un texto de Arnobio". 13 P. Jauralde al ocuparse de "Las
preocupaciones intelectuales de un joven pensador" 14 alude a esta carta (pp.
154s.), poniendo de relieve que nuestro autor plantea algunos lugares críticos,
lo que considera "un auténtico guiño al filólogo". V. Roncero la menciona
7
F. Vanhaecke, Juste Lipse (1547—1606) Vesta et les vestales (De Vesta et Vestalibus), texte
edité, traduit et annoté par Filip Vanhaecke, Préface de Rudolf De Smet (Lovaina: Peeters,
2006), pp. 28-29.
8
Desde "Arnobi nodum (meo videri) sic solvo".
9
L. Astrana Marín, Francisco de Quevedo y Villegas, Obras completas, Obras en verso
(Madrid: Aguilar, 1943 (19321)), pp. 1174-1175 y Astrana, Epistolario..., pp. 522-524.
10
E. Gregores, "El humanismo de Quevedo", UBA F.F.y L, 4-6 (1947), 91-105 (pp.
91-92).
11
R. Lida, Letras Hispánicas. Estudios, Esquemas (México: Fondo de Cultura Económica,
1958), pp. 103-108.
12
F. W. Müller, "Alegoría y realismo en los Sueños de Quevedo", en G. Sobejano (ed),
Francisco de Quevedo (Madrid: Taurus, 19842 (19781)), pp. 218-241 (pp. 218-220).
13
Son palabras pronunciadas en una Conferencia en la Universidad Johann-WolfgangGoethe de Francfort del Main, recogida luego en G. Sobejano, Francisco de Quevedo; en este
caso el elogio nos parece algo exagerado.
14
P. Jauralde Pou, Francisco de Quevedo (1580-1645) (Madrid: Castalia, 1998), pp.
153-158.
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en al menos dos ocasiones15 insistiendo en la misma idea,16 y Β. Antón17
habla también de ella al referirse a la correspondencia epistolar entre Lipsio y
Quevedo;18 J. Closa Farrés,19 tratando de la lectura crítica de los autores latinos
por parte de los humanistas del Siglo de Oro, no se olvida de la de Arnobio
(p. 16), y comienza recordando la carta de Quevedo. De todas formas, no era
objeto de los investigadores mencionados detenerse en el estudio de la carta,
y tampoco en el texto de Arnobio que planteó problemas a Lipsio y movió
a Quevedo a dirigirse al humanista belga. Por eso hemos pensado prestarle
nuestra atención, y es lo que pretendemos hacer en homenaje al Profesor
Charlo.
II. £1 De Vesta et vestalibus Syntagma de Lipsius y la carta de
Quevedo
En 1603 Lipsio había dado a la luz en Amberes una breve pero enjundiosa
obra {De Vesta et vestalibus Syntagma). En sus palabras "Ad lectorem" se refería
a ella como un breve syntagmation, que trataba de un culto religioso muy
célebre y muy antiguo. Reconocía que otros habían tratado ya el tema, pero
de una forma superficial ("libarunt"), y anunciaba que él lo haría con orden y
método para facilitar su comprensión.21
15
Cf. Roncero, El Humanismo...,
p. 81 y V. Roncero, "Quevedo y el Humanismo
europeo", en Ε Β. Pedraza Jiménez, E.E. Marcello (eds.), Sobre Quevedo y su época. Homenaje
a Jesús Sepúlveda (Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2007), pp.
7 1 - 8 7 (p. 73).
16
En la primera, habla del filólogo que en una carta a Iustus Lipsius "había mostrado
su desacuerdo en la interpretación que el humanista belga había hecho de un pasaje de
Arnobio", y en nota a pie de página reproduce el texto que se lee en la carta, que toma de
A. Ramírez. En la segunda ocasión dice así: "Las preocupaciones filológicas se manifiestan
muy pronto en su vida, como lo demuestra su correspondencia con el humanista belga. En la
primera de estas cartas (...) Quevedo se permite poner en duda una interpretación del belga
sobre un texto de Arnobio (...)".
17
B. Antón, El Tacitismo en el siglo XVIIen
Universidad, 1991), p. 138.
España. El proceso de "receptio" (Valladolid:
18
Sobre Arnobio dice: "Luego comenta un pasaje (se desliza la errata: "paisaje") de
Arnobio: Arnobii nodum (meo videri) sic solvo'".
19
J. Closa Farrés, "Lectura crítica de los autores latinos por los humanistas del Siglo de
Oró", Anuario de Filología, 11 (1988), 7 - 1 7 .
20
F. Vanhaecke, editor de la obra de Lipsius De Vesta et vestalibus Syntagma, aunque su
óptica era distinta, ofrece datos valiosos de los que nos serviremos.
21
"Cape breve hoc syntagmation, quod est de vetustissimis et celeberrimis item sacris.
Quaedam alii sparsim super iis libarunt. Sed libarunt. Nos ordine et methodo rem aperuimus
atque adeo plene dedimus ut licuit oblivia ista et fugitiva".
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A lo largo de quince capítulos,22 abordaba una serie de cuestiones
fundamentales, como qué se entiende por Vesta, si es el fuego o la tierra, las
leyendas que sobre ella había, su identificación con Venus, o los templos que
Numa y Augusto le consagraron; en cuanto a las vírgenes vestales, su número,
ritos de consagración, distintas categorías, los honores de que eran objeto, los
castigos que se les infringían si no guardaban su virginidad, etc. etc.
El penúltimo capítulo, el que nos interesa en esta ocasión, versaba sobre el
fin de las vestales ("cap. XIV Quando Vestales desierint? In Arnobio nodus,
nec solutus"). En él recordaba Lipsio que el fin absoluto de las vestales, es
decir, del culto a Vesta, tuvo lugar en Roma en tiempos de Teodosio, al final
de su reinado, en concreto en el año décimo séptimo. 23 Recuerda que habían
estado en peligro ("concussae... et periclitatae") bajo Valentiniano, Teodosio
y Arcadio, como confirman las epístolas de Símaco y Ambrosio, 24 pero que
22
Los títulos de los capítulos son: "I. Quid Vesta? alus Ignem, alus Terram esse. deque
ea priscae fabulae. II. Quibusdam et Venerem dici. Sed Vestam, pro Igne sive Foco,
antiquitus et passim cultam: et a quo exemplo Romae. III. N u m a m templum sacrasse, atque
id rotundum: viris noctu interdictum. Nulla ibi statua: et tamen vulgo eius imago. IIII.
Aliud ab Augusto Vestae templum. ítem de Regia, et Atrio Vestae. V. Vestales sacerdotes,
Virgines captas, quo aevo? quo numero? VI. Alia in capiendo spectata, servataque. Sortem,
aut Oblationem intervenisse. VIL Disciplina captarum: gradatio et ascensus: témpora
ministerii: et Virgo Máxima. IIX. Muñera earum, primumque tutela Ignis. Perpetuum
hunc fuisse: si desiisset, poena Virginum et flagra: iterumque instauratio. IX. Servabant et
imperii pignus, varia interpretatione: etsi plerique ad Palladium trahant. Quid illud, unde,
ubi? X. Sacra etiam assidua faciebant. an et Aquae curabant? an Draconi? haec inquisita:
et aliquid de Deo Fonte. XI. Praemia et privilegia earum. Ius testandi, Lictor, Carpentum,
aliaque data. XII. ítem ornamenta aut insignia: ut Vittae, Purpura in veste, Stipendia et
Agri, Auctoritas in deprecando. XIII. Contra, Poenae cum peccassent, cum aevo variae: sed
sollennis et nobilis a Tarquinio Prisco. Pontífices arbitros fuisse: convictam, defossam: et
quae huic reí. XIIII. Quando Vestales desierint? in Arnobio nodus, nec solutus. X V Alibi
Ignis cultura, et simulacrum Vestalium".
23
Se suele localizar en el año 394, aunque el 391 fue decisivo para la supresión de los
cultos paganos.
24
Lipsius no cita los textos; se trata de la epístola 54 del libro décimo de Símaco (cf.
Symmachus, Q. Aurelii Symmachi (...) Epistolarum ad diversos libri decem (Parisiis: Apud
Nicolaum Chesnav, 1580), pp. 293-298, o De ara Victoriae reUtio III; como relationes se
conocen algunas "epístolas" del libro X desde la edición de W. Meyer, Q. Aurelii Symmachi
Relationes. Recensuit Guilielmus Meyer (Lipsiae: in aedibus Teubneri, 1872); y de la epístola
18 de Ambrosio (cf. en Symmachus, Q. Aurelii Symmachi (...) Epistolarum ..., pp. 304-316);
Símaco hablaba de las vestales en otras cartas (2, 36,2; 2, 59, 1; 9, 108 [99]; 9, 118 [147]; 9,
119 [148]; por él sabemos que, en su época, Primigenia, una vestal, debió ser castigada según
las leyes ancestrales por haber cometido incesto con un tal Máximo. También Ambrosio
habla de las vestales en otro lugar (en De virginibus, 1,4, 15).
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fue Teodosio quien prohibió el culto ("templa claudi et sacrificia tolli lege
iussit"), como claramente expone Zósimo, 25 y testifican las inscripciones.
Por todo ello, a Lipsio le extraña muchísimo que Arnobio, que había vivido
en la época de Diocleciano, es decir, alrededor de cien años antes de Teodosio,
y que era docto escritor y buen conocedor de la Antigüedad, pusiese entre las
cosas abolidas o abandonadas hacía tiempo el "fuego perpetuo". 26
Arnobio ciertamente se dirigía a los romanos paganos, respondiendo a los
ataques que estos dirigían a los cristianos, también romanos; les criticaban (2.
66) que hubiesen abandonado su antigua religión, la religión de sus padres,
para pasarse a una nueva. Arnobio argumentará en contra, diciendo que es
cosa común preferir el bien al mal, buscar lo útil y lo mejor, y, en fin, que
ellos debían mirar no lo que habían abandonado los cristianos, sino lo que
habían elegido, que era sin duda mejor. Pero había más razones para Arnobio;
cambiar de opinión y pasar de lo antiguo a lo nuevo no es algo digno de
reproche, pero, si lo fuera, los mismos romanos habían dado ejemplos más
que suficientes, cambiando de costumbres y de ritos.27 Y es en este momento
25
El texto de Zósimo que cita Lipsius no hablaba en concreto del culto de Vesta, aunque
sí se refería a "sacerdotes utriusque sexus"; hablaba de los cultos de la religión pagana en
general, los cuales, por orden de Teodosio, una vez aniquilada la tiranía de Eugenio (muere
en 394 d . C ) , habían desaparecido de Roma. El texto, de V 38, dice así: "Theodosius maior,
eversa Eugenii tyrannide, Romam venit, et contemptum ultra daré ad sacrificia abnuens.
Pellebantur utriusque sexus sacerdotes, et fana sacrificiis abolitis deserta relinquebantur";
la traducción latina es de Leunclavius, que encontró los libros de Zósimo y los tradujo del
griego; cf. Zosimi comitis et exadvocati fisci Historiae Novae libri VI nunquam hactenus editi:
Quibus additae sunt historiae Procopii Caesariensis; Agathiae Myrinaei; Jornandis Alani; Zosimi
libros Leunclavius primus ab se repertos de Graecis Latinos fecit Agathiam redintegravit, ceteros
recensuit (Basileae: ex officina Petri Pernae, 1531); esta traducción latina se mantiene en las
ediciones bilingües; cf., por ej., la de Bekker (Zosimus, ex recognitione Immanuelis Bekkeri, en
el Corpus Scriptorum Historiae Byzantinae (Bonnae: Impensis Ed. Weberi, 1837), p. 301). En
Vanhaecke, Juste Lipse..., p. 187, en nota a pie de página, se reproduce, en griego, parte del
final del libro IV (cap. 49), en donde se trata de la derrota de Eugenio, pero este pasaje no es
el citado por Lipsius. Este pudo utilizar la edición de Basilea de 1531 (cf. suprd) o la de 1576
o cualquier otra, pues el texto en latín, como hemos dicho, permanece igual.
26
Así lo dice Lipsius: "Itaque mirum, bis mirum, Arnobium doctum illum res veteres
scriptorem, Ignemperpetuum ínter abolita aut desita iamdiu habere".
27
2, 67: "Nam si mutare sententiam culpa est ulla vel crimen et a veteribus institutis
in alias res novas voluntatesque migrare, criminatio ista et vos spectat, qui totiens vitam
consuetudinemque mutastis, qui in mores alios atque alios ritus priorum condemnatione
transistis".
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en el que comienza Arnobio, 28 en forma interrogativa, una amplísima relación
de costumbres y ritos que los romanos habían olvidado.29
Lipsio,30 de entre todos los ejemplos presentados por Arnobio para mostrar
que los romanos habían hecho lo mismo que criticaban a los cristianos,31
selecciona solo tres; dice así, refiriéndose a Arnobio:
Tum adiungit et adstruit: Numquid magistratus per populum creatis? In
potestatibus obeundis leges conservatis annarias? In penetralibus Vestae ignis
perpetuos servatis focos? Quas interrogationes omnes negando mente suscipi,
palam est.
Puesto que todas estas interrogaciones esperan, según Lipsio, una respuesta
negativa, entiende él que Arnobio, en esta crítica que dirige a los romanos
paganos, está afirmando que ya no se conserva el fuego de Vesta, es decir, que
ya no existe su culto, como tampoco se nombran magistrados por el pueblo, o
mantienen su vigencia las leyes "annarias". No lo entiende, él sabe que no fue
así, que el culto a Vesta no acabó en tiempos de Diocleciano sino, por lo menos,
cien años después, como avalaba el testimonio de Símaco y Ambrosio, e incluso
el propio Arnobio, que en otro lugar de su obra parece contradecir lo anterior,
cuando afirma que las vestales asisten a los espectáculos públicos, como lo
hacen los collegia de sacerdotes y magistrados. Este es el texto que ofrece Lipsio:
28
"Numquid enim quinqué in classes habetis populum distributum, vestri olim
ut habuere maiores? NUMQVID MAGISTRATVS PER POPVLVM CREATIS?
militaría, urbana, communia quae sint, comitia, scitis? servatis de cáelo aut ociosas facitis
obnunciationibus actiones? cum paratis bella, signum monstratis ex arce? aut fecialia iura
tractatis? per clarigationem repetitis res aptas? aut Martium discrimen obeuntes spem
praelii sumitis, et ex ominibus auspicatis ? IN POTESTATIBVS OBEVNDIS LEGES
CONSERVATIS ANNARIAS? in donis, in muneribus cincias? in cohibendis censorias
sumptibus? IN PENETRALIBVS VESTAE IGNIS PERPETVOS FOVETIS FOCOS?
sacras facitis mensas salinorum appositu et simulacris deorum? cum in matrimonia
convenitis, toga sternitis lectulos, et maritorum Genios advocatis? nubentium crinem
caelibari hasta mulcetis? puellarum togulas fortunam defertis ad virginalem? matres familias
vestrae in atriis operantur domorum, industrias testificantes suas? potionibus abstinent vini?
affinibus et propinquis osculari eas ius est, ut sobrias comprobent atque abstemias se esse?
(...)". (Situamos en mayúsculas lo que selecciona Lipsius).
29
Arnobio les dedica los capítulos 67 y 68. También Prudencio (Contra Symmachum, II
303-313) responderá a Símaco con el mismo argumento; ellos, los romanos no cristianos,
también han cambiado de costumbres.
30
Cf. I. Lipsi, De Vesta..., 1603, pp. 43-44.
31
"lia enim Romanos alloquitur et arguit identidem in alios mores ac ritus priorum
condemnatione transisse".
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Sedent in spectaculis publicis sacerdotum omnium magistratuumque collegia,32
nec non et castae virgines, perpetui nutrices et conservatrices33 ignis (IV <38>).
Una vez presentada esta problemática, Lipsio muestra su "desconcierto";
no sabe ni tiene nada que decir acerca del primer texto de Arnobio citado
(2. 67); por eso abandona la cuestión y espera que le ayuden; 34 así finaliza el
capítulo XIV. Lipsio, debemos destacar, no se plantea que pudiese haber un
problema textual; acepta el texto de la edición o ediciones de que dispone, 35
sin mencionar manuscritos, ni aportar conjeturas. Volvemos de nuevo a
Quevedo.
Quevedo, que en 1604 goza, pese a su juventud, de gran reputación en
Valladolid, ciudad en la que vive en esta época, y que es reconocido y respetado
por grandes hombres de letras, no tiene reparos en dirigirse, casi de igual a
32
Lipsius omite aquí lo siguiente: "pontífices maximi et maximi curiones: sedent
quindecimviri laureati, et diales cum apicibus flamines, sedent augures interpretes divinae
mentís et voluntatis". Puede verse en las ediciones de Arnobio {Arnobii Disputationum
adversus gentes libri septem, recogniti et aucti. Ex bibliotbeca Theodori Canteri Vltraiectini,
cuius etiam Notae adiectae sunt (Antuerpiae: ex officina Christophori Plantini), 1582, p.
149; Arnobii Disputationum adversus gentes libri septem (...). Romana editio posterior et
emendatior. De Licentia Superiorum (Romae, ex typographia Dominici Basae, 1583), p. 127;
Arnobii Disputationum adversus gentes libri septem (...). Geverhardus Elmenhorst recensuit et
notis illustravit (Hanoviae: Typis Wechelianis, apud Claudium Marnium et heredes Ioannis
Aubrii, 1603), p. 180 γ Arnobii Disputationum adversus gentes libri septem cum Godescalci
Stevvechii Electis (Antuerpiae: apud Ioach. Trognaesium, 1604), p. 143.
33
En todas las ediciones de Arnobio se lee el correcto "conservatrices"; "conservatores "
que vemos en Lipsius, es sin duda una errata que se mantiene en las siguientes ediciones, que
vieron la luz después de la muerte de Lipsius; aunque se añaden las Notas, el texto permanece
igual.
34
Dice así: "nec ego, quid de priore loco dicam aut velem, habeo: manum tollo, et
auxilium specto". No son extrañas estas palabras si sabemos por su correspondencia que esta
obra, De Vesta, y los problemas que en ella encuentra son objeto de sus cartas (cf. Vanhaecke,
Juste Lipse..., pp. 16-29); los que le planteaba Arnobio 2. 67 se los había expuesto, entre
otros, a Casaubonus y a I. Scaliger, cuyas cartas se leen en Vanhaecke, Juste Lipse..., pp.
20-24.
35
El texto es idéntico en todas las ediciones que Lipsius pudo manejar; lo comprobamos
en las de Ε Sabaeus {Arnobii Disputationum adversus gentes libri octo. Nunc primum in
lucem editi (Romae: apud Franc. Priscianeum, 1542), £ XXXI v); S. Gelenius {D. Arnobii
AJri vetusti pariter ac laudatissimi scriptoris Commentarii (...) in Psalmos, per Des. Erasmum
(...). Eiusdem Disputationum adversus Gentes libri VIL Sigismundi Gelenii cura castigan (...)
(Basileae: Froben, 1560), p. 557); Th. Canterus (1582, p. 92; cf. supra); Ε Vrsinus (1583, p.
77; cf. supra) (en el margen presenta la omisión de "ignis"), G. Elmenhorst (1603, p. 112; cf.
supra) (en las notas informa de la omisión de "ignis").
126
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igual, a su admirado Lipsio.36 Debió de leer pronto esta obra; es evidente que
le interesaba, y que tiene mucho que decir acerca de ella. Colma de grandes
elogios al humanista belga,37 y se centra en un hecho concreto, la satisfacción
que le ha producido el que se haya ocupado de un tema tan importante como
es el de las vestales en Roma. Manifiesta, haciéndose eco de las palabras de
Lipsio, que en España también se han ocupado algunos 38 del tema de las
vestales, pero como murciélagos, sin ver lo que había que ver, y afirma, con
el ingenio que siempre le caracterizó, que estos, que "habían tocado" a las
vestales, las habían dejado "intactas"; por eso, mejor que doctos él los llamaría
"castos".39 Por esta razón, él también decidió escribir sobre las vestales; las ha
tocado, pero no como un impío, sino como "studiosus".40 Quevedo parece
presumir de compartir intereses intelectuales con el humanista belga, y
no debió de juzgar pequeño timbre de gloria esas coincidencias;41 no por
casualidad, aprovecha para citar unos versículos del Libro de Job, 42 con los
que se justificará a sí mismo.
Es evidente que la obra de Lipsio no le llevó al abandono de su proyecto;
él había escrito sobre las vestales, y seguirá haciéndolo; debe de sentirse capaz
de aportar algo nuevo. El espíritu de su obra, así se lo comunica a Lipsio, ha
36
Quevedo no es el primer español que escribe a Lipsius; de "oleada de cartas españolas"
a Lipsius habla Jauralde (P. Jauralde Pou, Francisco de Quevedo...ψ. 154); basta acudir al
índice del libro de Ramírez, EpistoUrio... para encontrarlos a todos.
37
Lo llama "phoenix aetatis"; es un "lynceus"; ha aportado luz al fuego de las vestales
("ignem Vestalium lucem attulisti"), etc.
38
Sabemos que lo había hecho en 1562 Alvar Gómez de Castro; había escrito un tratado
sobre las Vestales romanas, que puede leerse en la edición con amplio estudio de García
Sánchez (J. García Sánchez, Vestales romanas, tratado de Alvar Gómez de Castro, año 1562
(Oviedo: Universidad, 1994), pp. 157-262).
39
"ego Hispanos vespertiliones vidi volantes per umbram, et opus inane foriis, plenum
typis parabant; castos, non doctos illos appellares. Virgines enim quas prae manibus
habebant, intactas reliquerunt".
40
"Quapropter toto corde de Vestalibus scribere decrevi. Virgines tetigi non profanus,
sed studiosus".
41
No es necesario recordar de qué manera Quevedo, a lo largo de su vida, tiene a Lipsius
como referente y modelo de sus obras.
42
Es claro que a sus 24 años ya tenía gran familiaridad con el Libro de Job, que en tan
altísima estima tuvo siempre, que aparece citado tantas veces, y al que dedicó una obra
completa. Los versículos que dan razón de que Quevedo hubiese abordado, la primera vez,
el tema de las vestales ("Dicebam cum Eliu"), y de que vuelva sobre él tras conocer la obra
de Lipsius dicen así: "Iunior sum tempore, vos autem antiquiores, idcirco demisso capite,
veritus sum vobis indicare sententiam meam: Sperabam quod aetas prolixior loqueretur,
et annorum multitudo doceret sapientiam. Sed, ut video, Spiritus est in hominibus,
et inspiratio Omnipotentis dat intelligentiam. Non sunt longaevi sapientes, nec senes
intelligunt iudicium. Ideo dicam: audite me." (XXXII, 6—10).
127
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FRANCISCA MOYA - ELENA GALLEGO
caído sobre él; no tratará de aquello sobre lo que Lipsio ya ha escrito, sino
sobre una "quaestio subtilis";43 y, eso sí, como un buen discípulo que reconoce
la sabiduría del maestro, lo que escriba se lo enviará a Lipsio para que lo
corrija, y para que, al contestarle, también le informe de cómo se encuentra
su salud, la cual preocupa, lógicamente, a Quevedo. 44
No concluye aquí la carta, ni tampoco la "osadía filológica" del joven
Quevedo; no solo no va a renunciar a escribir sobre las vestales, lo que supondría
reconocer que Lipsio ha dicho todo lo que se puede decir sobre este tema, sino
que ahora va a resolver su problema filológico; a modo de "postdata" presenta
su solución al "nudo" de Arnobio. Este es, en nuestra opinión, como hemos
mencionado supra, el auténtico, o, al menos, el principal motivo de la carta
de Quevedo.
Nuestro autor debió de leer, como hemos dicho, casi con avidez, la obra
lipsiana llegada a sus manos, y no le pasó desapercibido el título del capítulo
XIV ("Quando Vestales desierint? in Arnobio nodus, nec solutus"); en él se
leía el nombre de Arnobio, 45 autor, a juicio de Quevedo, afín a los estoicos;46
y si el nombre pudo suscitar su atención, mucho más lo hizo el que hubiese
un problema en un texto suyo, y sobre todo que Lipsio no lo hubiera resuelto.
A Quevedo le debió de venir a la mente la "solución del nudo"; y con la
rapidez de pensamiento que poseía, y también con su juventud, dictó la carta,
pues, como dice, es de mano de otro, y no dudó en enviarla a Lipsio con su
propuesta.
Nos detenemos en ella ahora, comenzando por el texto de la misma. Quizá
la premura por enviarle lo que pensaba un verdadero acierto llevó a Quevedo
a no buscar una edición de Arnobio, o a leer el texto a la ligera, pues, tras
decir que va a solucionar el referido "nudo" ("Arnobii nodum (meo videri) sic
"Cecidit spiritus ille tuo docto syntagmate, cecidit, sed adhuc non ut antea de Vesta, de
numero Virginum, de poena, vel praemio, de igni, de templo (tu haec exactissime) de subtili
quaestione agere instituí"; cuál sería esa "quaestio subtilis" no se sabe.
44
"Quidquid scribam, dubia manu, suspensa mente scribam. mittam, corriges
amicissime, ac de tua valetudine certiorem facies". Sigue el lugar y fecha de la carta ("Pinciae,
et Septembris. 4. Anno. 1604").
Autor de fama reconocida, cuyos conocimientos eran comparados, salvadas las
distancias de época y naturaleza -uno pagano, otro cristiano- nada menos que con Varrón;
sus Adversusgentes podrían compararse a las Antiquitates varronianas; sabemos que lo anotaría
Anastasio Pantaleón de Ribera, que vivió entre 1600—1629, aunque estas Notas permanecen
perdidas; cf. J. Ponce Cárdenas, "Dos opúsculos latinos de un poeta barroco", CFC Est.
Latinos, 17 (1999), 229-237 (p. 231).
46
En Nombre y descendencia de la doctrina estoica lo sitúa al lado de Tertuliano; cf. Ε
Buendía, Don Francisco de Quevedo, Obras completas, T. I, Obras en prosa (Madrid: Castalia,
1958), p. 978.
128
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Q U E V E D O , LIPSIVS Y A R N O B I V S . . .
solvo"), reproduce el texto, 47 pero, hay que advertir, repitiendo exactamente
lo que en Lipsio se lee, a saber, "Identidem in alios mores, ac ritus priorum
condemnatione transisse". Es evidente que no reproduce "el texto" de una
edición de Arnobio, pues Quevedo, por una parte, incluye incorrectamente,
como texto de Arnobio, "identidem", que no pertenece a él, sino a las palabras
de Lipsio, adverbio que va, sin duda, con "alloquitur" y "arguit" ("Ztó Romanos
alloquitur, et arguit identidem in alios mores ac ritus, priorum condemnatione
transisse"); la equivocación deriva de que en la edición de Lipsio estaba,
también incorrectamente, en cursiva "identidem" 48 . Pero, además, tampoco en
Arnobio se lee "transisse", sino "transistis", segunda persona del plural, como
"mutastis",49 forma verbal que precede a "transistis" en el texto de Arnobio.
Lipsio, al citar a Arnobio, lo había transformado en infinitivo ("transisse") al
incorporarlo a su discurso como complemento de los verbos "alloquitur" y
arguit .
Tras situar su texto, continúa Quevedo glosando el texto de Lipsio, en
el que se leía exactamente lo que reproduce, con excepción, lógicamente, de
"Addis tu, mi Lipsi". Leemos en Quevedo:
Addis tu, mi Lipsi," Tum adiungit et adstruit: Numquid magistratus per populum
creatis? In potestatibus obeundis leges conservatis Annarias? In penetralibus
Vestae ignis perpetuos servatis focos?"
Recuerda Quevedo, por tanto, los argumentos que representaban las tres
mencionadas interrogaciones, que Lipsio interpretaba como negaciones.51 A
continuación viene la "solución" que ofrece el joven hispano al humanista
47
Precede su localización: Segundo libro de Adversus gentes, información que había leído
en Lipsius.
48
Este error tipográfico se mantiene en las ediciones de 1609 (I. Lipsi, De Vesta et
vestalibus syntagma. Altera editio, atque ab ultima Auctoris manu, Notis auctior, et Figuris
illustrior (Ántuerpiae: ex officina Plantiniana, apud loannem Moretum)), y 1621 (I. Lipsi,
De Vesta et vestalibus syntagma. Tertia editio, atque ultima auctoris manu, Notis auctior, et
Figuris illustrior (Ántuerpiae: ex officina plantiniana, apud Balthasarem Moretum, et Viduam
Ioannis Moreti, et lo. Meursium), se encuaderna junto a De amphitheatro y De bibliothecis),
e incluso en la edición de Vanhaecke, Juste Lipse..., p. 186.
49
"Nam si mutare sententiam culpa est ulla vel crimen et a veteribus institutis in
alias res novas voluntatesque migrare, criminatio ista et vos spectat, qui totiens vitam
consuetudinemque mutastis, qui in mores alios atque alios ritus priorum condemnatione
transistis"; cf. nota 15.
50
Lipsio también escribe "in alios mores ac ritus", donde Arnobio decía "in mores alios
atque alios ritus".
"quas omnes interrogationes negandi mente suscipi palam dicis". Hay que notar
también en este caso que Quevedo escribe "suspici" por "suscipi", forma esta última que
aparece en Lipsius.
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belga, y que parte, como dice, de una interpretación "algo diferente" de las
interrogaciones. Si para Lipsio todas estas preguntas tienen respuesta negativa,
con lo que se estaría afirmando que no se conserva el "ignis perpetuus", o
los "perpetui foci"52, para Quevedo la tienen, pero con algunas reservas o
precisiones ("Concedo, sed non absolute, sed his exceptionibus"). Así lo
explica:
Non negat Arnobius creari magistratus, sed per populum creari. non negat
conservari leges "annarias", sed conservari in potestatibus obeundis. non negat
perpetuos servari focos, sed servari in penetralibus Vestae.
Quevedo no es en esta ocasión demasiado brillante. Explica la "solución"
a los dos primeros casos, que, evidentemente, no planteaban problemas a
Lipsio53 (lo haría, sin duda, para apoyar su argumentación); era evidente para
Lipsio que en época de Arnobio había magistrados (¿cómo iba a negar Arnobio
que los hubiese?); lo que decía Arnobio, y Lipsio sabía, era que ya no los elegía,
como antes, el pueblo. En la segunda interrogación ocurría lo mismo; las leyes
"annarias" existían, no habían sido derogadas, pero las edades fijadas para
desempeñar cada magistratura no se respetaban; para Lipsio, como decíamos,
no había ningún "nodus" en estas cuestiones. Lo había, eso sí, en la tercera, y
la "solución" que ofrece Quevedo no es, en nuestra opinión, solución alguna;
decir que no niega Arnobio que se conserven los fuegos perpetuos, sino que se
haga en los "penetralia Vestae" ("in penetralibus Vestae"), es decir, en el interior
del templo de Vesta, carece de sentido; es como si dijera, existe el templo de
Vesta, existen, se sobreentiende, las vestales, pero ellas no se dedican a cuidar
el fuego; ¿dónde se iba a cuidar el fuego sino en el templo de Vesta, sobre todo
si se acepta que las vestales se mantenían? Pues, ciertamente, para Quevedo se
mantenían, como él mismo continúa "descubriéndole" a Lipsio; corroboran
"su" solución las palabras de Arnobio, que refieren que ellas toman asiento en
los espectáculos públicos:
Idque roboratur ipsismet Arnobii verbis54 cum lib. IV ait: sedent in spectaculis
publicis (...) necnon et castae nutrices, et conservatrices igniperpetui Virgines.
Quevedo, como es claro, cita el mismo texto que ofrecía Lipsio para apoyar
la seguridad que tenía en que las vestales seguían existiendo en época de
Arnobio.
52
Estarían "ínter abolita aut desita", como antes decía.
Cf. I. Lipsivs, Iusti Lipsi De magistratibus veteris populi romani et de veteri scriptura
Utinorum libelli posthumi quibus in gallorum gratiam additi Vincentii Lupani de ómnibus
francorum magistratibus libriduo (Turnoni: apud Claudium Michaelem, 1610); los capítulos
III, IV y V tratan de estos temas.
54
Debe leerse "verbis", no "versis", que está en A. Ramírez.
53
130
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Quevedo, por su parte, amplía su explicación a Lipsio, diciéndole que
Arnobio llora que la religión se haya perdido, que se queja de que todo se
profane con excesiva licencia, lo cual, añade Quevedo, no se opone a lo dicho. 55
Debemos puntualizar que Arnobio no llora exactamente que la religión
pagana se haya perdido; desde luego esta idea no la extraía Quevedo del texto
que leía en Lipsio;56 sin embargo, este texto arnobiano sí está dentro de un
contexto en el que el escritor africano "se queja"57 de que los dioses paganos
han sido tratados mal por los romanos, argumento que utiliza, lógicamente a
su favor, pues no pueden los paganos echarles en cara a los cristianos que no
honren a unos dioses a los que ellos injurian.58 Quevedo quizá pudo leer el
texto de Arnobio y sacar "sus" conclusiones.
55
"Amissam Amobius flet religionem. omnia enim nimia licentia profanan conqueritur.
Quod non repugnat dictis, quia idem est ac si diceret. Iam virgines non antiqua religione
celantur; sedent in spectaculis, non propriis in locis. idem de sacerdotum collegiis".
56
Recordamos que el texto citado por Lipsius, en cuanto a las vestales solo dice que
toman asiento en los espectáculos; y de ello deduce que "existen" en época de Arnobio, nada
más.
57
"Sed quid ego neglectas aliorum conqueror contumelias numinum? Ipse ille Iuppiter,
cuius vos nomen effari non sine metu decuit et totius corporis concussione, amasio captus
ab uxore describitur confiten culpas suas (...)".
58
Recordamos que a lo largo del libro cuarto Arnobio justifica que los cristianos no
honren a las divinidades romanas; no pueden hacerlo a una enorme y peculiar lista de dioses
que, como defiende con argumentos diversos, no lo son; no puede aceptar Arnobio que
los dioses que hay que reverenciar sean ejemplo de todas las monstruosidades y miserias
humanas, que ellos mismos les atribuyen; por eso insiste en que, aunque los romanos llamen
impíos e irreligiosos a los cristianos, no hay nadie que trate con mayor ignominia a los
dioses que ellos (IV 30); es más, aunque se admita que todo lo que se cuenta de los dioses
son ficciones, no deberían permitirlo, sino prohibirlo, y no lo hacen; elevan a lo sublime los
sacrilegios de los dioses y a los poetas que los inventaron (IV 32); intenta dejar claro que
no es su desprecio de la religión pagana lo que ha causado los males que ellos les achacan,
etc. Hace un recorrido por la religión romana y mitología clásica insistiendo en los defectos
de los dioses y en el desprecio que les muestran los romanos, y al inicio del c. 34 "se queja"
de que traten tan mal a sus dioses, presentándolos como adúlteros, y aceptando que se diga
de ellos lo que no se podría decir sin castigo de los propios romanos; no solo permiten que
lo digan los poetas, y se representen sus obras, sino que hasta los pantomimos, histriones,
mimos degenerados se burlan de los dioses, y eso, con el beneplácito de los colegios de
sacerdotes y vírgenes vestales, magistrados, pontífices máximos, curiones, flamines diales, los
que han sido cónsules y hasta los emperadores; todos se sientan a contemplar estas injurias,
a contemplar cómo se ridiculiza a Venus, Cibeles, y hasta el mismo Júpiter.
131
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Acaba el escrito quevediano diciendo a Lipsio que apreciará su juicio, ya
sea positivo, ya negativo,59 y le informa, tras una nueva despedida, de que la
carta no es de su puño y letra.60
A Quevedo, insistimos, le ha traicionado la prisay su rapidez de pensamiento;
él, que tantas veces descubre en un texto lo inapropiado, o equivocado, que
tantas veces ilumina su sentido, en este caso no lo hace.61 No resuelve ningún
"nudo"; nada, en verdad, explica; no parece que el humanismo de Quevedo,
que se evidencia en muchas e importantes ocasiones, se descubra aquí, en esta
carta tantas veces citada como aval de ese humanismo. El "nodus" existía; lo que
hizo mal Quevedo fue creer que tenía la clave y, sin reflexionar, comunicarla;
posiblemente por eso Lipsio, pese a los elogios que le dedica en su escrito
de respuesta,62 fundados, ciertamente, en las noticias que sobre Quevedo
le llegaban,63 nada dice de la propuesta que le hace, ni de las explicaciones
que ofrece; no debieron de parecerle muy afortunadas; se alegra, eso sí, de
que Quevedo apruebe su obra, y preferiría que viese la segunda edición de
la misma, que irá acompañada de Notas; 64 es, como si dijese: en ella verás la
solución; pero sea como fuere, Lipsio no se molesta en adelantársela. Y vamos
ya a la Nota.
59
"Rescribes pro tua humanitate. et de modo candidum, vel nigrum calculum amo".
"Calculus candidus" y "calculus niger" recuerda lo que decía Persio en sat. 2, 1, y evoca
"el mejor cálculo", es decir, con "piedra blanca, candida", del v. 11 del soneto de Quevedo
"Retirado en la paz de los desiertos" (J.M. Blecua, Francisco de Quevedo, Obra poética, vol.
IV (Madrid: Castalia, 1981), p. 131).
60
"Iterum vale. Manu aliena, nam propia langueo".
6
' Tampoco es la única vez; y no pocas derivan de que "lee lo que quiere —inconscientemente—
leer".
62
V. Mariner la publicó en 1625; cf. V. Mariner, Iuliani Caesaris in Regem Solem ad
Salustium Panegyricus, Vicentio Marinerio Valentino interprete (Madrid: apud Petrum Tazo,
1625). Fernández Guerra (A. Fernández Guerra, Obras de Don Francisco de Quevedo, vol.
II (Madrid: BAE, 1859), p. 511) la toma, como se desprende de la nota, de la edición de
Amberes de 1607 de Epístolas selectas de Lipsius (es la número 55 de la Centuria quinta,
miscellanea posthuma), aunque debía de conocer también la de V. Mariner porque la segunda
carta que escribe Lipsius a Quevedo, que Fernández Guerra edita a continuación, la toma,
como informa, del citado Panegyricus de Mariner; también se lee en Astrana, Francisco de
Quevedo..., p. 1588, Astrana, Epistolario..., pp. 3-4, Ramírez, Epistolario..., pp. 391-394, y
Roncero, El Humanismo... pp. 159—160.
63
Son muy conocidos, muy valorados y muy citados; merece la pena reparar en la
prontitud de la respuesta; Quevedo fecha la carta el 4 de septiembre de 1604; Lipsius lo hace
el 11 de octubre del mismo año.
64
"Mea De Vesta quod legisse te scribis et gaudeo: mallem eadem videres aucta et Notis
illustrata, quae propediem vulgabuntur".
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III. La nota de Lipsio en la nueva edición de De Vesta de 160965
Esta Nota evidencia que a Lipsio, pese a haber seleccionado solo tres cosas,
de entre las que Arnobio mencionaba como abolidas o desaparecidas en
Roma, la única que le planteaba problemas era la referida a las vestales, pues
solo de ello se ocupa la única Nota del capítulo XIV de la nueva edición.66
Lipsio, como él hace constar, había sido informado en relación al "nodus"
del texto de Arnobio (2.67) por Heribertus Rosweydus,67 un jesuíta de gran
erudición, de que los manuscritos no ofrecían "in penetralibus Vestae ignis",
como se leía en las ediciones, sino otras lecturas como: "In penetralibus68 et
colignis"69 o "in pene inpenetralibus et coliginis".70
Lipsio, a la vista de esta información, cree que debe leerse "In penetralibus
et colinis perpetuos fovetis focos?"; es consciente de que nada se dice de Vesta,
al menos de cultos públicos, sino de ritos privados, recordando que en la
Antigüedad en las casas se conservaba y alimentaba el fuego, y se hacía en
65
Si creemos a Lipsius, la Nota estaba escrita en noviembre de 1604, fecha de la carta de
respuesta; en ella le dice que la segunda edición está en manos del tipógrafo.
66
En todas las ediciones del De Vesta et vestalibus se mantiene el texto de la edición de
1603 y se añade la Nota, que dice así:"In penetralibus Vestae ignis perpetuos} Fallor aut ut haec
leguntur, non ipsa Pax conciliaverit cum sequenti loco et cum vero. At enim libri scripti alio
ducunt, quod monuit me Pfater] Heribertus Rosweydus e Societate IESV, vir eruditus. lili
enim: In penetralibus et colignis perpetuos fovetis focos. Unus: inpene inpenetralibus et coliginis.
Sagacitatem aliorum advoco. Succurrat. Mihi nunc istud. Legendum: In penetralibus et
colinis perpetuos fovetis focos? Et nihil de Vesta capio, non certe illa publica. Sed referam ad
privatum in aedibus ritum, ubi antiquitus ignem asservabant et fovebant in parte interiore
et culina. Id factum Larium aut et Vestae privatim honori. Varro in 1 De vita pop[uli]
R[omani] colina dicta, quod ibi colebant ignem. Nota de cultu ignis. Etsi aliter fateor posse
capi. An etiam placet ad Vestam publicam referri et culignis scribi? Vt velit olim non in ara
ignem illum structum, sed in culignis et vasis fictilibus repositum. Vti etiamnunc foveri sub
cineribus solet. Si tamen, culignae illo sensu aut usu lectae. Quas alioqui scio vas potorium
aut sacrificale, in Festo, Varrone, Livio esse".
67
La carta se leía en Burmannus, Sylloges... II, p. 141, y ahora en Vanhaecke, fuste
pp. 22—23.
68
En el manuscrito se lee "impenetralibus".
Lipse...,
69
Se trata del codex Parisinus 1661, s. IX (P); se le llamaba también Regius, por encontrarse
en la Biblioteca Real; lo utilizó el primer editor de Arnobio, F. Sabaeus, y parece que él
mismo se lo regaló al rey Francisco I; lo han estudiado A. Reifferscheid y C. Marchesi; cf H .
Le Bonniec, Arnobe. Contre lesgentils (París, 1982), p. 96.
70
Este manuscrito, codex Limpurgensis, que hay quien considera un apógrafo de Ρ (cf.
Orellius, Arnobii Afri Disputationum adversus gentes libri VII. Recognovit notis priorum
interpretum selectis aliorumque et suis illustravit. lo. Conradus Orellius (Lipsiae, Pars I y Pars
II, 1816, en II, 100), no se menciona en las ediciones modernas.
133
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el interior, en las "colinae",71 trayendo a colación la etimología que se lee en
Varrón, la cual relaciona "colina" con "colere ignem".
De todos modos, observa Lipsio, existe otra posibilidad; podría referirse
al culto público y leerse "culignis"; se indicaría que antes el fuego se ponía en
el ara en "culignae", o vasijas de barro, 72 mientras que ahora se alimenta bajo
las cenizas, es decir, directamente en el ara; sabe Lipsio por Festo y otros que
"culigna" designa un vaso para beber;73 ignora, sin embargo, si las "culignae"
se usaban para poner el fuego.74
La ayuda de Rosweydus informándole sobre los manuscritos parece que
animó a Lipsio a "buscar soluciones", y sobre todo a olvidarse de los "Vestae
penetralia", que tantos problemas le habían ocasionado. Vesta ("Vestae ignis"),
que fue la causa de que nuestro Quevedo iniciase una breve, pero importante,
relación epistolar con Lipsio, iba a desaparecer de las ediciones de Arnobio. 73
Sin embargo, el "nudo" de este locus no se ha resuelto a satisfacción de todos,
y no ha dejado de atormentar, como se dice, a un buen número de filólogos.
Puesto que Arnobio 2. 67 fue la causa de la epístola de Quevedo y, en
consecuencia, de estas páginas, recorreremos su "historia" como cierre de las
mismas.
IV. A r n o b i o , Adversus
gentes 2 . 6 7 : diferentes propuestas
Como hemos referido, según Rosweydus, los manuscritos mostraban: 76
el Regius o Parisinas:
Numquid in penetralibus et colignis77 perpetuos fovetis focos?
y el otro, un manuscrito propiedad de Rosweydus, el Limpurgensis:
71
"Colina" o "culina" se llamaba la cocina.
"Culigna" se llamaba una vasija para beber vino y utilizada en sacrificios.
73
"Culigna vas potorium. Culigna vas vinarium a Graeco dicta".
74
Seguía Lipsius sin ver muy claro el texto (cf. "Sagacitatem aliorum advoco. Succurrat."),
aunque reconocía que en los manuscritos no se leía "Vestae ignis".
75
Se mantendría por un tiempo en algunas ediciones; cf. nota 63.
76
Subrayamos los términos objeto de comentarios o conjeturas.
77
Reifferscheid leía "coliginis"; así está en el aparato crítico de su Arnobii Adversus nationes
libri VIL Recensuit et commentario instruxit Augustus Reifferscheid (Vindobonae (Corpus
Scriptorum Latinorum, v. IV), 1875), p. 102; pero "coligenis" en Marchesi {Arnobius.
Adversus nationes libri VII, recensuit C. Marchesi (Aug. Taurinorum [Torino], Paraviae, 1944
(19532)), p. 145).
72
134
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QUEVEDO, LIPSIVS Y ARNOBIVS...
Numquid in pene inpenetralibus et coliginis perpetuos fovetis focos?.
A partir de ellos Lipsio consideraba dos posibilidades, como mencionamos
sufra:
Numquid in penetralibus et colinis78 perpetuos fovetis focos?
Numquid in penetralibus et culignis perpetuos fovetis focos?
pero, cuando escribe esta Nota, Lipsio silencia que su propuesta, "et colinis",
ya estaba contemplada, como le decía Rosweydus, desde 1568 por ScaligerMeursius;79 y, por otra parte, Lipsius mantiene cierta ambigüedad sobre
la información que su "corresponsal" le ofrece, pues este ya pensó en "et
culignis", como le decía en su carta, propuesta que apoyaba el informante
en que apenas hay cambios, y en que Festo decía que "culigna" era una clase
de vaso, un "vaso de barro" . Rosweydus hacía también otra propuesta, que
silencia igualmente Lipsius; él, partiendo de la lectura de su manuscrito
Limpurgensis, conjeturaba:
Numquid in Penenii penetralibus et colliginis perpetuos focos fovetis,
con lo que Arnobio diría que los romanos han abandonado los antiguos
ritos, porque el fuego sagrado no se conservaba en los "penetralia" de Alba y
Lavinia, pensando que, con "colliginis", Arnobio aludiría a los "colles Albae",
es decir, a la ciudad de Alba, y con "Penenii" a "Lavinium", aunque no sabe
si es posible que a "Lavinium" se le hubiese llamado alguna vez "Penenium".
Algunas ediciones de Arnobio seguían, sin embargo, manteniendo "Vestae
ignis",80 pero en 1651 se produce la inflexión con una "nueva"81 propuesta,
78
"Colinis" igual a "culinis".
Aparecía a pie de página, como también otras lectiones que Scaliger había seleccionado
del ms. Regius, en la obra de Meursius (Joannis Meursi Criticus Arnobianus tributus in libros
septem. ítem Hypocriticus Minutianus et excerpta ms. Regii Parisiensis (Lugduni Batavorum: ex
officina Ludovici Elzevirii, 1568)); Rosweydus no recuerda si se lee "colinis" o "collinis". Esta
lectura del manuscrito tampoco la conocían Canterus, Ursinus, y otros editores de Arnobio
que publican sus trabajos después de 1568.
80
Veíamos esta lectura en las citadas de 1542, 1560, 1583, 1603, anteriores al De Vesta
de Lipsius, pero posteriores a la obra de Meursius-Scaliger, y seguirá "Vestae ignis" en las
de 1604 (p.87; cf. suprd), 1610 (Arnobii Disputationum adversus gentes libri VII. Geverhart.
Elmenhorstius collectis diversis codicibus recensuit (Hamburgi, 1610), p. 54), o 1636 (Arnobii
Disputationum adversus gentes libri septem (...). Authore R. P. Leandro de S. Martino
Benedictino (...) Godescalchi Stevvechii notis electis illustrati (Duaci: ex officina typographica
Baltasaris Belleri sub Circino áureo, 1636), p. 87).
81
"Coliginis" era lectura del manuscrito Limpurgensis.
79
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que logrará gran fortuna; 82 está en la edición lugduno-bátava, 83 cuya
responsabilidad pertenece a Salmasius,84 y dice así:
Numquid in penetralibus coliginis perpetuos focos fovetis?
"Coliginis", que leemos en el texto, p. 9 1 , no se explica, pero conocemos las
razones de la propuesta de Salmasius porque ha dado cuenta de ella en otros
lugares,85 y a ello aluden otros humanistas. Para Salmasius "coligo", que deriva
del verbo "coló", sería equivalente a "domus", "domicilium", o "habitatio";
por tanto, se trataría de los "penetralia coliginis", de los lugares secretos o
interiores de la casa; los fuegos -penetrales— de la casa serían los "ruegos de los
Penates"; Arnobio diría que los romanos no conservan el culto a los penates.
El problema de esta propuesta, como se ha visto, reside en la eliminación
de "et", siempre presente tras "penetralibus" en manuscritos y ediciones, 86 y,
además, en la singularidad del término "coligo", que sería un hapax, aunque
Salmasius lo apoyaba, como veremos infra, en una inscripción antigua.
82
El texto "salmasianus" ("penetralibus coliginis") lo mantiene Galandius, en su edición
de 1768.
83
Arnobii Afri Adversus gentes libri VIL Cum recensione viri celeberrimi [Chudü Salmasii],
& integris omnium commentariis. Editio novissima atque omnium accuratissima (Lugduni
Batavorum: ex oficina Ioannis Maire, 1651).
84
Su nombre no está, pero es el "vir celeberrimus" que cuida el texto; la edición reúne los
comentarios de diversos autores (Th. Canterus, G. Stewechius y D. Heraldus).
85
En sus notas a Tertuliano, De pallio (Salmasius, Q. Sept. Florentis Tertulliani Liber
De Pallio. Cl. salmasius recensuit, explicavit, notis illustravit (Lutetiae Parisiorum: sumptibus
Hieronymi Drovart, 1622), p. 400), dice: "et 'coligo' a 'coló', nam coliginem pro domicilio
vel aedibus quae coluntur, posuit Arnobius lib. II 'in penetralibus coliginis perpetuos
fovetis focos', id est, in penetralibus aedium vel habitationis. ita enim nec una littera minus
scriptum exhibet codex Regius, correxerunt et ediderunt vulgo: 'in penetralibus Vestae
ignis'". En Exercitationes Plinianae (Salmasius, Plinianae Exercitationes in Caii Lulii Solini
Polyhistora. ítem Caii Lvilii Solini Polyhistor ex veteribus libris emendatus (Parisiis: apud C.
Morellum, 1629) p. 370) dice que en latín "colere" equivale a "habitare" y que "coligo"
por "domicilium" está en Arnobio; en p. 587: "colere est habitare, unde 'coligo' Arnobio
'habitatio'"; en el Prefacio de De modo usurarum liber dice: "Nam et veteres colinam dixerunt
de colendo, et inde colium et coliginem etiam deduxere, ut ad Arnobium docebimus";
cf. Salmasius, De modo usurarum liber Chudio Salmasio auctore (Lugduni Batavorum: ex
officina Elseviriorum, 1639), y en Tertuliano, De spectaculis, c. V, leerá en una inscripción
"collio", como "eolio", de "colium".
86
El sentido, sin embargo, es aceptable; Arnobio diría que los romanos han olvidado el
antiguo rito y la antigua costumbre de mantener siempre el fuego en sus casas.
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Unos años más tarde, en 1684, Isaac Vossius, en sus Observationes a Catulo, 87
preferirá "caeligenis" a "coliginis" de Salmasius. Comentando el verso 67, 38, 88
dice entre otras muchas cosas que no hay que confundir los lares familiares y
celestes. Los "familiares" son los que se honraban en las casas ("in penetralibus
aedium"), a los que Catulo llamaba "penetrales déos"; los "lares celestes" son
los que se creía que daban vueltas por el espacio que se encuentra entre la luna
y la tierra, añadiendo que los griegos y latinos atribuyen este lugar -statio— a las
almas de los héroes; estos lares, continúa Vossius, se pueden denominar "coelo
potentes", como confirma una inscripción antigua que se lee en Tertuliano, De
spectaculis c. 5: "CONSVS CONSILIO, MARS DVELLO LARES COILLO 89 POTENTES".
En ella, añade, Salmasio lee "COLIO" (no "coilo/ coelo") y de ahí formaba
un término, "colium", que derivaba del verbo "coló" 90. Vossius está seguro
de que en la inscripción se debe entender "coelo"; los lares "cáelo potentes"
son los lares celestes. De esta inscripción, sigue diciendo Vossius, Salmasius
formó "coligo" y propuso "in penetralibus coliginis perpetuos fovetis focos".
Sin duda Vossius, al encontrarse con un término inexistente en latín, que ha
derivado Salmasius de una lectura personal, y para Vossius equivocada, de una
inscripción, piensa, como opción preferible, en "caeligenis":91
N u n q u i d in penetralibus caeligenis perpetuos fovetis focos?
Con este término Arnobio les diría a los romanos: ¿en vuestras casas ("in
penetralibus aedium") alimentáis ("fovetis") fuegos perpetuos ("perpetuos
ignes") en honor de los lares celestes ("laribus caeligenis")? Pero Vossius, quizá
por aceptar a disgusto la eliminación de "et" tras "penetralibus", aunque de
ello nacía dice, o porque no está del todo satisfecho, vuelve a la Nota de Lipsio
y piensa que se podría escribir más correctamente:
N u n q u i d in peno, 9 2 in penetralibus et colinis perpetuos fovetis focos?
87
I. Vossius, Caius Valerius Catullus et in eum Isaaci Vossii Observationes (Prostant apud
Isaacum Littleburii, bibliopolam Londinense, 1684).
88
En su comentario al v. 67. 38 ("cui numquam Domini limine abesse licet") en su
edición de Catulo; cf. p. 277.
89
90
En algunas ediciones se lee "comitio".
Ya lo hemos recordado antes.
91
"Longe rectius legas, caeligenis. An inquit in penetralibus aedium perpetuos ignes
fovetis laribus caeligenis?"
92
Se lee, en vez de "peno", "pene", lo que consideramos errata, como justifica lo que
sigue.
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Explica Vossius93 que se sabe por Festo94 y otros qué es el "penus Vestae", y
explica que de ahí derivan los penates y los lares, cuyas imágenes ("signa")
cubiertas por piel de perro se colocaban en el "penus", cerca del fuego de la
cocina, y en los patios de las casas ("cavaedii") y las estancias interiores de las
mismas ("penetralia") por donde el fuego salía, o en cualquier lugar en que
se creía que su tutela beneficiaba. Pero, aunque es una propuesta ingeniosa,
el problema de este texto, del que no dice nada más Vossius, reside, a nuestro
juicio, en "peno", y si es cierto que "penus Vestae" es un lugar sagrado, como
Festo dice, había que pensar que en este caso se hiciese una transferencia a
"lugar" de la casa, donde están los alimentos, y no tener en este contexto su
significado habitual. El problema del texto sigue existiendo. Y que este locus
atraía la atención de los humanistas lo apoya el que N . Heinsius en una carta
a Graevius95 le dice que posiblemente se pudiera leer:
Nunquid in penetralibus Troiugenis perpetuos fovetis focos?
es decir, "troyanos", apoyado en que troyano se dice el "numen Vestae", como
Juvenal (4.61) confirma: "ignem Troianum et Vestam colit Alba minorem". Y
el mismo N . Heinsius proponía otra solución cuando, partiendo sin duda de
"coliginis/ caeligenis", piensa en:
Nunquid in penetralibus caligeneis perpetuosfovetisfocos?
es decir, en "estancias interiores llenas de humo", de modo semejante a como
en Ovidio se habla de "cinerosa atria", concretamente en Fastos 1.591 ("perlege
dispositas cinerosa96 per atria ceras: / contigerunt nulli nomina tanta viro").
93
"Penus Vestae quid sit notum est Festo et alus. Hinc penates iidem qui lares, quorum
signa canina pelle contecta custodiae gratia collocabantur in peno, in culinis circa focum, et
denique in cavaediis et penetralibus qua fumus exiret, aut ubicumque eorum tutela prodesse
credebatur".
94
En Festo se lee: "<Penus v>ocatur locus intimus in aede Vestae tegetibus saeptus, qui
certis diebus circa Vestalia aperitur. Y en otro lugar: Muries est, quemadmodum Veranius
docet, ea quae fit ex sali sórdido, in pila pisato, et in ollam fictilem coniecto, ibique operto
gypsato que et in fumo percocto; cui Virgines Vestales serra férrea secto, et in seriam coniecto,
quae est intus in aede Vestae in penu exteriore, aquam iugem, vel quamlibet, praeterquam
quae per fístulas venit, addunt, atque ea demum in sacrificiis utuntur".
95
Cf. Burmannus, Sylloges... v. IV, p. 155 (epist. 115).
96
Cf. Nicolai Heinsii (...) Adversariorum libri IV. (...) curante Petro Burmanno, juniore
(Harlingae: Excudit Folkert vander Plaats, 1742). Advers. Lib. IV, cap. XII p. 629 (tomamos
el dato de Orelli, II, 101). El adjetivo, que hemos encontrado solo en Apuleyo, no es la
lectura que muestran las ediciones de Fastos; aunque está en algunos manuscritos, ha sido
sustituida por la lectio, también manuscrita, "generosa".
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Con Ν. Nourrius se inicia una serie de ediciones que abundan en
información de todo tipo. Así, la Lugdunensis de 1715 97 hace un recorrido
por las diferentes propuestas que se han hecho a este lugar,98 sin dejar de hacer
objeciones a cada una de ellas,99 y prefiere, más cerca de los manuscritos,
N u n q u i d in penetralibus et colignis perpetuos fovetis focos?
aunque juzga posibles otras propuestas; la de Salmasius, que le parece muy
aceptable, le plantea el problema de la eliminación de "et"; tampoco le
parecería mal "culinis"; de todos modos, no está muy seguro; echa en falta un
buen manuscrito que pueda solucionar el problema.
G. Orellius en 1816'°° edita el texto salmasiano:
Numquid in penetralibus coliginis perpetuosfovetisfocos?
y, en su amplio y erudito comentario 101 encontramos las lecturas de los
manuscritos que Rosweydus comunicó a Lipsius, el texto que ofrecían las
ediciones,102 la propuesta de Salmasius, lo que decía Vossius, Heinsius, en fin,
una rica y variada información, a la que añade las pertinentes objeciones. Con
todo, la propuesta que más aprecia es la de Salmasius. El sentido, como hemos
dicho antes, es muy coherente; los romanos, diría Arnobio, se han olvidado de
la antigua y piadosa costumbre de tener en su casa el fuego purificador.
97
Cf. L. Nourrius [Arnobius] Apparatus ad bibliothecam maximam veterum patrum et
antiquorum scriptorum ecclesiasticorum (Lugduni: apud Joannem-Baptistam Delespine,
1715), pp. 315—316. La Dissertatio praevia in septem Arnobii disputationum versus gentes
libros se reproduce en la Patrología Latina (v. V, cois. 3 6 5 - 7 1 4 ; cf. Arnobii Opera omnia
en Patrologiae Cursus Completus, series prima, t. V (Parisiis: excudebat Sirou, 1846)) e
igualmente se incluyen sus notas en la edición de Arnobio en la misma Patrología; en el
cap. III de la Dissertatio, en cois. 425—426, se encuentra el comentario de nuestro locus; en
la edición se inserta de nuevo (cf. cois. 917-918). Este comentario aparecía antes recogido
en la edición de Orelli.
98
Las de Rosweydus, Lipsius, Salmasius, Vossius, etc.
99
Por ejemplo, al hablar de "culina", Varrón se refería a un fuego común, Arnobio, al
sagrado; si "culigna" es un "vas potorium", como dice Festo, no se sabe que se emplease para
el fuego; el problema, insiste, está en el término "coliginis", etc.
100
101
V. I (para I, p. 98).
Ha reproducido previamente la nota de Nourrius (pars II, en pp. 99-100).
102
Afirma que Gelenius editó "in penetralibus Vestae ignis perpetuos fovetis focos", y
que lo siguieron los demás editores; aunque es cierto, más lo es que este texto se lee ya en la
primera edición, la romana de Faustus Sabaeus.
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En 1844 ven la luz dos ediciones que mantienen la propuesta salmasiana,
la de G. Ε Hildebrand 1 0 3 y la de la Patrología latina;104 en ellas se ofrece
igualmente amplia información y, en la de Hildebrand, un "aparato crítico".
Nueva es la propuesta de Oehlerus 105 , que vuelve a incorporar "ignis" de
las primeras ediciones:
Numquid in penetralibus et tholis ignis perpetuos fovetis focos?
y a los inicios regresa la de A. Reiíferscheid, en 1875, que prefiere "et culinis "
que leíamos en Scaliger, Rosweydus y Lipsius:
Numquid in penetralibus et culinis perpetuos fovetis focos?
Marchesi en 1944 recupera la propuesta de I. Vossius, "caeligenis",
manteniendo "et".106
Estas dos últimas ediciones, que gozan de gran prestigio,107 tampoco
coinciden; una, vuelve, diríamos, al principio; la segunda a Vossius; ninguna
de estas propuestas está exenta de problemas. Quevedo creía solucionar un
nudo; ciertamente no lo hizo, ni podía hacerlo; los manuscritos dieron alguna
luz, pero no absoluta; de los muchos lugares difíciles que existen en el texto
de Arnobio este fue uno que atrajo muchas miradas, pero ninguna fue capaz
de hallar la solución definitiva; la "queja" y el deseo de encontrar ayuda, sobre
todo en algún códice, es un casi lugar común para quienes han dedicado su
tiempo y mente a Arnobio 2. 67. Valga esta problemática realidad "a favor"
de nuestro Quevedo.
103
Incorpora, sin embargo, "et" entre "penetralibus" y "coliginis". Cf. Arnobii Adversus
nationes libri VIL Ex nova codicis Parisini colhtione recensuit, Notas omnium editorum selectas
adiecitperpetuis commentariis illustravit (...) G. F Hildebrand (...) (Halix Saxonum, 1844),
pp. 232-233.
Cf. Arnobii Opera omnia ad integras D. Coutandi, Gallandi, Orellii editiones extressa
(...), en Patrologiae Cursus Completus (...), series prima, Tomus V (Parisiis: excudebat Sirou,
1844), cois. 917-919. El texto es el de Orellius.
105
Arnobii Oratoris Adversus Nationes Libri septem, vol. 12 Bibliotheca Patrum
Ecclesiasticorum Selecta (Leipzig, 1846).
106
La edición de C. Marchesi de 1953 es la que se lee en la base de datos "Brepolis Latin";
"in penetralibus et caeligenis perpetuos fovetis focos?" se lee en p. 145, lín. 12; el mismo
texto en The Latin Library (f. 60).
107
Cf. Le Bonniec, Arnobe...., pp. 102-104.
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